viernes, 16 de enero de 2009

De a partes...

27 soldados, me aguardan impacientes. 27 soldados y ninguna respuesta. ¿Acaso algún día me podrán dar tregua?

Ni yo los persigo, ni ellos me aplacan. Ni yo soy su amigo, ni enemigos ellos. El tiempo se acaba y mi espacio acorrala. Quizás algún día se...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Recuerdos enjuagados

Había aceptado ir porque me estaba muriendo de hambre. Pero no en el sentido figurativo... realmente me estaba muriendo de hambre. Mi casa la había heredado, y a duras penas, con alguna que otra changa me las arreglaba para pagar las cuentas y comprar algo para hincar el diente. El Chicho, un gordo mantenido y gatero me había pasado el dato, y con más para ganar que para perder me decidí agarrar viaje para ver qué onda.

Me levanté temprano y me tome un café en saquitos, usado de la noche anterior. Las tripas me rogaban en lenguajes incomprensibles que me amolde a la cama. El hambre y dormir son malos amigos, donde está uno no está el otro.

Ya en la calle me di cuenta que hacía frío, que una remera manga larga no engañaba a nadie, y que un castañeteo, mas de hambre que de otra cosa era lo único que hacía ruido esa mañana llena de neblinas con tonos premeditados.

Escondiendo mis hombros me gusta imaginar que si cierro los ojos el frío se va a ir, pero es una idea tan estúpida como estúpidas son mis haraganas ganas de volverme a buscar una campera. Ya estaba en la parada.

- Qué frío que hace, ¿no? - Dijo un uniformado, y al tiempo que mi boca escurría una sonrisa condescendiente, me percataba de su presencia hasta unos segundos atrás inexistente.

Por un segundo me pongo a pensar, ¿porqué es que la gente habla del clima para cortar esos silencios incómodos? ¿No se dan cuenta que al hablar del clima en particular hacen que el silencio incomodo se convierta en una charla insípida, molesta y aun así... incómoda? ¿Por qué no hablar de perros, o de comidas... o de café?

- Sí, pero se aguanta - Mentí sin mirarlo a los ojos... mentí con los ojos cerrados.

El colectivo no se hizo esperar, para suerte mía y para desgracia de la incomodidad, y me senté en un vacío y ruidoso Mercedes Benz. Las vueltas y vueltas de aquél coche revolvían mis tripas y me mareaban. ¿Me mareaba el colectivo o el hambre? ¿O la idea de hacia donde me dirigía? No lo había pensado hasta ese momento. En un arrebato de lucidez pensé en otra cosa y lo que más a mano tuvo mi cabeza para manotear fue el recuerdo de un perro que había tenido de chico.

Me adormité unos segundos y el colectivo cada vez rozaba edificios más y más altos, y la zona céntrica me daba la alerta de lo cerca que estaba de llegar, y lo lejos que había quedado mi tranquilidad.

Me bajé a en la Colón, y unas cuadras después me topaba con este viejo edificio de la calle San Jerónimo. Un viejo cartel le daba el nombre y leerlo me apagó las ganas de trabajar. Un señor gordo estaba en la puerta y casi que no notó mi presencia.

- Disculpe... ¿señor? - Tiritaron las palabras mas que mis nervios - Vengo por...
- ... vos sos el pibe que mando el Chicho, ¿no? - Interrumpió con acento bien cordobés - Vení seguime.

No dije más, y me escudé en el señor gordo, y mientras lo seguía por un interminable pasillo, irremediablemente me lo imaginaba en alguna tribuna de la cancha de Belgrano y el escenario no le podía quedar mejor. Sonreí por dentro por primera vez.

El edificio era más viejo de lo que aparentaba, y por dentro unas grietas vaticinaban un derrumbe si bien no estructural, melancólico y aletargado por algunos parches de yeso resquebrajados. El aire se hacía más y más pesado a medida que uno se animaba a encerrarse más en la estructura, y hasta la luz de un sol demorado por el cambio de hora de verano parecía inclinarse en columnas y dormirse en tirantes llenos de telarañas. Tan analítico estaba que cuando el señor gordo hincha de belgrano se detuvo toscamente tuve que esforzarme por no chocarlo. Me señaló un pasillo torpemente alumbrado por una lamparita sucia y me dijo que golpeara la puerta de la derecha preguntando por Rodríguez.

Se me quedó mirando un rato y cuando yo iba a la mitad del pasillo me llamo:

- Pibe, no es por ser bosta pero para mí que no quedas...

Y con tan corta oración se las ingenió para estrujarme el estómago tanto que hasta sentí que mi espalda se encorvaba. Me sentí mareado.

Llegando a la puerta y golpeando levemente salió un señor de bigote, como de una novela italiana vieja, y no tuve que preguntar por el señor Rodríguez porque las cejas de aquel canoso de 60 me dijeron que ése era el señor Rodríguez. No sé porqué, pero tenía cara de señor Rodríguez.

- Señor Rodríguez, vine por... - El tano que no era tan tano se había pegado la vuelta y me había ignorado aún más que el señor gordo, haciendomé sentir como un perfecto fantasma.

- ¿Te vas a quedar ahí todo el día? Pasá pibe, ya se para qué viniste... mira es fácil, o podés o no podés. Este laburo es así, no hay grises. Los que pueden, pueden de entrada, los que no, vienen y se van. - Dijo con una bola de cigarrillos en la voz que tiraba unos graves tan en clave de Fa que costaban traducirlos.

Yo lo miraba nervioso pero el silencio me dictaba las palabras más inteligentes y ubicadas para dicho momento.

- Mirá sin más vueltas, pasá por esta pieza, ahí tenemos una piba... llegó ayer, laburaba en la calle ¿viste? Me resulta raro que no haya venido ningún fiolo a romper las pelotas. Se ve que la flaca laburaba sola, y terminó acá. Pasá y hacé lo que viniste a hacer.

Crucé una puerta de madera húmeda, y el corazón trotaba una maratón de varios latidos por segundo. Seguía mareado.

Una luz delicada, ajena a todo ese edificio, ajena a todo el lúgubre escenario, se animaba apenas a posarse en un delicado cuerpo femenino, completamente desnudo y boca arriba. Los ojos cerrados y la boca entreabierta. El sol en su piel hasta tenía un tono diferente. Entre un pálido rosa y un blanco mortecino. La boca se me secó y el corazón ya no era mío, sino de alguien más. Podía escucharlo latir pero no podía sentirlo dentro de mí.

Me quedé parado unos segundos en silencio completo y en cambio mi mente me traía recuerdos inútiles. Era ella, no podía ser otra.

Solo por asegurarme, me acerqué sigiloso y me di cuenta de su lunar en el pómulo derecho, sus rulitos de cuentos para dormir, su boca tan chiquita... era Sofía, mi Sofía... mi primer y más puro amor de primaria.

Y todo me daba vueltas, y entre silenciosas lágrimas mis recuerdos se paseaban por mis ojos y se humedecían, se caían a mis cachetes, a mi boca, se desparramaban por el piso, y en un mosaico me veía tomando la leche con Sofi, mirando la tele, y en otro mosaico estaba yo y ella caminando a la salida del colegio... Sollozé, y entonces inocentemente ahogue mi boca con mi mano para no despertarla, y ese acto solo consiguió que ese recuerdo de ella regalándome un chocolatín para mi cumpleaños se estrelle con fuerzas en una grieta del piso. Me quedé un rato así, y después me terminé de secar mi primer beso con ella con una mano, y la primera vez que me dijo "te amo" con la otra mano. Me di tiempo a que no se note que había llorado y salí.

Rodríguez reía con mueca de triunfo. Con ganas me dijo en un grave muy lento:

- Yo me imaginaba que no ibas a quedar, esto de tener que venir a ponerle la ropa a los muertos no es un laburo para cualquiera. ¿Viste?

martes, 17 de junio de 2008

That I would be great...

Hoy me desperté con la modorra de todos los dias, me desayuné un vaso de leche chocolatada fria, y me asomé al clima para tratar de adivinar que debería llevar al trabajo.

La remera de piké negra parecía una opción bastante viable para cualquier otro día, pero el sol de las 7 de la mañana prometía calor, y nada mas inapropiado que pike negro para esos dias. Miro de corrido las caras que todas las mañanas acompañan mi viaje en colectivo, y todas siguen inmutables.

Al parecer ninguna ha tenido una noticia refrescante el dia anterior... ni tampoco el día anterior a ése cuando los vi igual de inexpresivos, ni el dia anterior, ni el anterior tampoco.


Pasan rápidas las horas, y es algo lógico teniendo en cuenta que me dedico a trabajar en lo que otros se divierten. Agradezco a diario el tener éste trabajo.

Por el medio día las nubes anuncian inestabilidad. El cielo se oscureció, mas yo al estar tan atento a mi trabajo no me percato de ello, y es solo cuando una compañera lo hace notar que levanto la vista.


- Parece que va a llover nomás... - Dijo ella con la ternura que solo una mirada inocentemente hermosa puede dar.


Miro al cielo y sonrío en secreto, pues nadie conoce mi profundo romance con la lluvia. Una sonrisa alcanza a asomarse por mi rostro sin permiso, y un torrente de emociones me atraviesa, como cada vez que sonreimos asi... desde el alma para afuera.


Durante un par de segundos me silencio y solo suena en mi mente una dulce dama cantandome tiernamente al oido. Quizás por estar mi mente divagando entre grices y humectados nubarrones esa frase se metió muy dentro de mi cabeza y me mecío en tanta verdad."That I would be good even if I did nothing" ("Estaría bien, aun sin que haya hecho nada").


Pasadas unas horas las promesas de lluvia se han esfumado ante la imponente voluntad del sol, y todos respiran aliviados, pues no habrían de resfriarse a la salida del trabajo. Yo en tanto sigo sonriendo, quizás en secreto, quizás no... quizás mi compañera me observa en secreto, pero lo hace tan pero tan bien, que en ningun momento la sorprendo robandose una de mis sonrisas. ¿Impecable sigilo el de ella, o ilusiones inocentes las mias? Cómo he de saberlo, la vida me ha enseñado a soñar y a volar tan libre, jamás me enseñó cómo es que uno debe bajarse de sus quimeras. "That I would be good if I lost my hair and my youth" ("Estaría bien, aun perdiendo mis cabellos y mi juventud").


Es verdad, la lluvia no se haría presente, pero en la ilusion y alegria de que eso pudiese suceder, he reconocido al pequeño Martin que todavia se anima a jugar y chapotear bajo las gotas que tan poco pueden significar para aquellos terrenales, y tanto para aquellos liberales. Me reconozco aún un niño, y eso me da la felicidad. "That I would be grand if I was not all knowing" ("Estaría genial aun si no supiese nada de nada")


Y en esos momentos me relajo y todo parece suceder en camara lenta, mis movimientos, mis parpadeos, mis latidos del corazón, los segundos, las notas, los tonos, los silencios y semitonos de este interminable tema "That I would be good even when I am overwhelmed" ('Estaría bien inclusive si estoy abrumado")


En estos momentos uno siente que toda la paz del mundo se le ha metido en el pecho, y al mismo tiempo siente que es la persona más egoista del mundo, pues nadie se anima a intrometerse en este rito, atravesándose en los recuerdos. No me acuerdo de nadie, nadie se mete en ésta fiesta de sensaciones y colores desparrmandose por todas mis pupilas. "That I would be loved even when I numb myself" ("Sería amado, incluso cuando me quedo insensible")


En estos momentos agradezco al cielo hasta el aire que respiro, que es tan espeso que puedo sentirlo entrar y llenar mis pulmones, y la vida en si parece un milagro, una exquisita obra de arte, un eterno regalo por el cual estar agradecido, una hermosa razón para seguir estando feliz. Saber que tanto tiempo fue necesario para que yo pueda estar aquí, hoy, sentado, respirando... viviendo... "That I would be loved even when I was fuming" ("Sería amado, aun estando muy furioso").


Me pregunto en estos momentos si todos sentiran lo mismo... quizás no con la lluvia, obvio, pues no todas las almas aman la lluvia. Pero con algo en particular, un ocaso, un amanecer, una sobrina sonreir, un perro acurrucado, una flor asomandose a la vida, o lo que sea... un tenedor de bebé en forma de avión, un color, un sonido... una palabra, una mirada... un beso... "That I would be good even if I was clingy" ("Estaría bien, inclusive siendo un cargoso")


Me pregunto tambien si todos querrán quedarse así por siempre, con una sonrisa idiota en la boca, unos ojos tan perdidos que aparentan idiotez, la mente tan en blanco que cualquiera podria gritarnos sin siquiera nosotros notarlo... ¿Algunos le escaparán a ésto? Quizás por miedo, quizás por verguenza... Me pregunto cuánto tiempo va a durar esta sonrisa de martes por la tarde, (intentar darle un nombre sería por demás ridiculo y cursi) y me pregunto también cuándo va a volver, si es que en algún momento vuelve. "That I would be good even if I lost sanity" ("Estaría bien, aun si perdiese mi cordura").


En esos momentos ya casi disipandose la eterna sonrisa, me acuerdo de alguien que me preguntó una vez qué era para mi la felicidad, y yo como un tonto me ruborizé y me quedé callado. Él simplemete sonrío victorioso, pues un 'ignorante' habia quedado mudo ante su pregunta, y luego me hablo de 'Utopías', de 'Metas Alcanzadas' y porsupuesto de 'Bienestar Material'.

Y aquí me encuentro, tan lleno de un vacio de esas cosas... no he brindado utópicas soluciones a esta sociedad, no he alcanzado ninguna meta que me han dicho supuestamente tengo que alcanzar, y mi bienestar material me importa poco y nada. Aca estoy, sentado, en una tarde de martes, sin entender mucho de nada, sin aferrarme a nada conocido, y sin embargo siento que necesito ir corriendo y decirle a esa persona:

"¡Ya lo sé! Aprendí lo que es la felicidad, la felicidad es ésta sonrisa, ¿La ves? ¿Sentís como se me escapan las alegrias y la chochura por la comisura de los labios? ¿Podes sentirla? ¡Es muy grande! Segúramente es tan grande que por el simple hecho de estar yo parado cerca tuyo, vos tambien te contagiaste de ella, ¿no?"

Pero no, yo se que él no entendería... pues ni yo puedo explicarlo... y creo que mucho menos mostrarsela, y menos que menos hacersela sentir. Podría intentarlo, pero no... es mas lindo cuando uno lo descubre por uno mismo... "That I would be good whether with or without you" ("Estaría bien contigo o sin tí")

lunes, 21 de abril de 2008

¡Calumnia!

¿De verdad que no la ha visto? Pues usted debe ser ciego, no podría ni moverse si es que acaso usted la viera. Pues le digo que no miento, que si viera a esa dama, a la que anoche he amado, no podrían ya jamas volver a mirar cualquier otra.

No, no estoy loco, simplemente es que la busco y no se donde empezar. Ya de tarde anoche fuimos a mi casa en la alameda, y entre sabanas y risas las caricias fueron muchas.

No señor, no lo permito, no insinúe cosas feas, no era ella una muchacha de las que hallas en la calle, ni un Keblar ella ha pedido por la noche que pasamos. Mas su obtusa, casi nula y torpe mente terrenal, no concibe de incapaz soñar un mundo ajeno al que ven sus ojos negros.

Sí señor, he disfrutado cada brisa que perdía su cabello virginal, cada vez que sacudía sus ideas y en notas alegres reía y amaba.

Mi señor me opongo duro, no permito que se burle de mi mágico vocablo. Por demás es bien sabido, que la flor de su inocencia se ha perdido hace ya tiempo. Mas mis manos han sabido, con paciencia de años luz, doblegar sus mas secretos y recónditos deseos.


No, no he sabido de su boca si su nombre es Florentina, Luz María Luz Selena o Luz Jazmín.

¡Que seguramente tiene! ¿O me toma por idiota? Cómo quiere que lo sepa, si la noche de anoche se agotó rápidamente en asuntos mas perfectos que charlas banales de nombres y edades.

En mi cómoda inocencia, quizás imagino su nombre es "Luz" algo, pues le juro que en mi vida me han sabido deslumbrar con tal belleza que llena que hastía y que suena, con cada sonrisa un lucero nacía, con cada mirada una luna bebía.

Ya de charlas está bueno, pues no encuentro en sus palabras mas que burlas y desprecios, y no quiero siquiera ensuciar la memoria de aquella doncella con tantas blasfemias que en vano usted canta.

Pues si es cierto lo que dice, con gusto le digo que aquella muchacha medía mi altura, su pelo era fuego y sus ojos de cielo. Tenia un tatuaje de un hada en desvelo, allí donde el hombre sonroja si mira.

¡Mas qué es que pretende con tanta calumnia! mi dama en mil años podría encontrarla en un sitio de cuarta! Y ahora es que obligo a sus cómodos huesos que me lleven hasta donde usted cree que ella habita.

Mientras vamos, yo le cuento que la he hallado, muy lejana a estos caminos, cuando el sol ya adormecía sobre todas las colinas que se ven al noroeste.

¿Y cómo es que sabe que allí es que su madre se anida en inviernos y es ella que amable le lleva Keblares que luego se usan en mil medicinas?

Son muchos Santares* los que la separan del pueblo de Kont. ¿Usted asegura que estamos hablando de mi dulce amada? Pues sepa que anoche sus pies de princesa jamas acusaron caminos de piedras y muchos Santares*. Mas bien parecían haber transitado tan solo mil nubes cargadas de seda.

¿Y aquella casita de techo de paja, según usted dice, alberga una casa de mujeres y franquicias? Pues vamos y entonces podré demostrarle que aquella muchacha nunca encajaría en tan baja calaña.

¡No se acerque extraña dama! ¡Y usted mal nacido, de qué es que se ríe! Yo le juro desconozco esta damita que me invita una vez mas.

Le digo señora que no la conozco, que nunca la he visto, y menos que menos contigo he dormido, ¿porqué es que te esmeras tanto en confundirme?.

Pues sí, no lo miento, vivo en la alameda, pero...

Basta ya mala mujer, que nada te debo, ni medio Keblar!!!

Pues solo te pago pues rojo me he puesto, mas calla y educa al menos un poco tus pocos y torpes modales de perro.

Que poco me importa que cargues el mismo tatuaje en tu vientre que aquella mujer, seguro que ha sido mordaz coincidencia... ¡Y usted viejo tonto, ya corte su risa que causa vergüenza!

Me voy tan dolido pues han confundido ángel por corriente, cándido por vil, sueños con malicia y tosco con gentil. Me voy hasta el pueblo y me llevo mis días, no importa que aquella mucho se parezca, no es ni cerca un tercio de aquella muchacha que anoche me amaba.

Y usted mi señor, déjeme inquirirlo, ¿acaso conoce una dama de ensueños, que rojo es su pelo, sus ojos de cielo y carga un tatuaje de un hada dormida?

¡Calumnia! ¡Calumnia!


*Santares: unidad de medida terrestre que equivale a unos 23.5 Trotts.

domingo, 20 de abril de 2008

Aveces...

Aveces las palabras están de mas. Aveces los gestos son molestos... las miradas estorban, las sonrisas son intrusas.

"Ya tendré mi oportunidad" repetía Cesar muy dentro suyo, "ya la tendré".

Ni siquiera se atrevía a mirarla a los ojos, por temor a que le niegue la vista. No se acercaba por miedo a quedarse enredada mas en su perfume, y no se atrevía a hablarle, no sea cosa que ella respondiera con silencio, o peor aun, con indiferencia.

Y la noche corría juguetona y los minutos trataban en vano de alcanzarla, y todo en esa fiesta era risas y sinfines de historietas. Y Cesar, por supuesto. No nos olvidemos de Cesar.

Si acaso en la piel permanecen recuerdos, gastados por cientos de roces y almuerzos, en tersa la mano de Cesar quemaba, la vívida historia de él con Amanda. Si acaso el veneno del tiempo había enterrado los miles de besos en cientos de bocas, los besos de aquella en su boca reían, los besos de aquella en su boca quemaban.

Cual duende que antaño robara un tesoro el muchacho la espiaba y aveces miraba, mas no se animaba a decirle a su amada, que aquello vivido una vez, extrañaba. Sin nombres ni rostros los mil invitados rodeaban a Cesar de charlas y tragos, más siempre ignorando aquel mal que anidaba en su débil coraza que espíritu llaman.

La suerte de Cesar parece esfumarse, pensaba el muchacho en tercera persona. Quizás él debiera animarse y decirle que algunas palabras quisiera entregarle.

Y al fin la mañana entregaba sus claros, y entonces la noche caía abatida. Caía abatida la fe del muchacho, y alguno que otro de chocho reía.

Entoces la boca, pensó aquél muchacho, ya mas no podría aguantar sus latidos. Amanda se iba, y ya saludaba, y en voz "SI MENOR" hasta luego decía.

- Yo me voy, mañana me tengo que levantar temprano y tengo mucho sueño.
- Esperá, yo también voy para el mismo lado. - Cantó nuestro Cesar con voz casi nula.
- Seguro, venite, no hay ningún problema.

El viaje en el taxi no era ni eterno, ni largo ni calmo ni cálido o tierno. Las calles pasaban y mas se ahogaban, en esa garganta las penas, los sueños.

Pensaba y pensaba en alguna palabra, un son, un te quiero, un te extraño callaba. Muy imperceptible su mano arrimaba, de esto el muchacho poco se enteraba. Muy calmo esos dedos a aquellos cercaban, las manos dormían en el viejo asiento trasero del taxi en el que viajaban.

Y mientras pensaba y sin darse cuenta, los dedos rozaron la mano de aquella, pues sin darse cuenta se había acercado con esos recuerdos de vívida historia a los dedos de Amanda, que casi dormida, quizás por reflejo, quito en un momento su mano y entonces, aquel milagrito que pocos segundos había durado, quebró en mil pedazos, y todo seguía, igual que si nada hubiera pasado.

Y Cesar espiando por la ventanilla, miraba las casas bañadas en alba, pensaba en su adentro en tercera persona:

"Aveces las palabras están de mas. Aveces los gestos son molestos... las miradas estorban, las sonrisas son intrusas."

sábado, 19 de abril de 2008

Sisifo, desde aca te hago el aguante!

Recuerdas los tiempos en que, viejo amigo,
ardía en tu boca la azul madrugada.
Borracha, Afrodita reía y brindaba contigo
dejando el olor de otro cuerpo en tu cama.
¿Dónde encallaron esos días?
¿En qué luminosas playas?

Huyendo de ti y de la aurora, escapaste
buscando en mil bares el abracadabra
que detiene el tiempo, pero regresaste
y te encontraste a ti mismo esperándote en casa.


Y el alba sincericida
trajo su rutina y su ancla.

El amor es la piedra que Sísifo empuja.
El mundo el cascabel de un gato asustado.
Nadie nos avisó que amar es doler,
que crecer es aprender que para regresar,
y para casi todo, es tarde,
y aquello que no fue
nuestro más leal amante.

Así que brindemos ahora viejo amigo:
que acabe este otoño y resuelva el misterio
del eclipse en tu pecho, que aún no nos rendimos.
De la noche aprendimos viejos sortilegios
que ayudan a conjurar
al reloj y sus espectros.

Sísifo abandona hoy su piedra en la cima
y el gato se duerme esta noche en tus brazos.
Quizás tengan razón y amar es doler
pero quién diablos quiere regresar
si lo que cuenta es aprender
que no está perdido aquello que no fue,
que no está perdido aquello que no fue.

Este pibe me enseñó un montón de cosas...

Sí, la vida se caga en todos... y qué...
sí, tu perra quedo preñada... y qué!!!
ajap, tas solo y no encontras a nadie... Y QUÉ!!!

el absurdo es lo mas doloroso que puede pasarle a alguien, pero si logramos ver el absurdo como algo irremediable y logramos sobreponernos y realizar todo lo que queremos, restandole importancia al dolor que nos da este absurdo... bueno, señores, tenemos ahi un hermoso coctel de chochura sin fin...

Según Camus, Sísifo era feliz.

No hay que tomar esto como simple apatía o resignación... nop! es mucho mas... Me voy a tomarme unos brancas... byebye!

Y lo demás, fráncamente no importa.

Bueno che, como que en un principio no me va a leer ni el pomo, pero no importa, yo quiero dejar registro.
Acá empiezo, quien sabe a donde voy a parar.
Para qué realmente no sé, pero todo empieza con algo, un movimiento, una idea, una iniciativa... y eso es lo bueno de todo esto, saber que al movernos llegaremos a algún lado, y si no llegáramos a ese lugar que no sabíamos que existía, seguramente el viaje nos va a saber entretener.

Los dejo con una poesía que escribí hace un tiempo y una foto de la divina de la Pam.



No


De todas las cosas que quedan conmigo,

de todos los besos, de todas las risas...

me quedo en tus ojos, me quedo en sigilo,
me quedo en tus manos, caricias sumisas.


De todas las noches que tanto quemaban,

de cada caricia que en sueños pedías,

me quedo con poco... quizás me bastaba

con verte a mi lado al clarear el día.

No esperes que pida que vuelvas y anides

tu bella cintura en mi lecho por siempre.

No creas que ignoro que tu eres quien pide
que borre mis sueños, de ser tu presente.

Tampoco te pido que encierres mis sueños

con todas las letras que carga un "no más".

Para eso está el tiempo, con días sin dueños,
con todo ese peso que carga un "no estás".


No te pido que me olvides ni a mi pícara sonrisa,

la que tu bien arrancabas de mis antes mudos labios.

Veras poco es lo que pido con palabras ya sin prisa.

Sé muy bien podrás seguirlas sin ganas ni agravios.


No te enojes si es que aveces se me escapa algún suspiro

cuando estando cerca tuyo vos te peines con tus dedos.

No te enojes si algún día tu te enteras de algún giro

que ando triste y pensativo, con mas miedos que tus miedos.


No te creas que lo finjo si alguna noche te llamo,
y sientes trémula en mi voz una lágrima acallada,
que por cada una que escuchas, habrá otras mil apagadas.


No me odies vida mía solo eso es lo que pido...

no me guardes ni un rencor que ya bastante me sobra
con mi suerte de no ser, el hombre que andabas buscando.